sábado, 3 de septiembre de 2011

ENCANTOS FURTIVOS


Nunca fue un buen tirador.
Aunque alardeaba.

En su pared brillaba una ballesta con mira telescópica que, a pesar de disfrazar su orgullo con cierta clase de humor, lo delataba.

Siempre fue gran jugador, cosa que, aunque quería, no lograba disimular. Lo hacía con la gente, con su sexo, con lo ilegal.

También gustaba de salir de paseo, lejos de su hábitat.
Por ahí, por allá, se sentía más libre de ser como era: desvergonzado y cruel.

Cierta pericia en el trato hacía que un séquito obnubilado lo siguiese casi, por un decir, en forma incondicional. (Difícil para muchos resistirse a sus encantos…).

Por momentos hilaba tan fino hasta casi volverse un holograma, una vibración.

Otros, solía desaparecer, con o sin aviso. Lo mismo daba.
En esos casos sobrevolaba las profundidades en estado de éxtasis, sin percatarse del hedor de sus alas chamuscadas.

El tiro menos pensado lo bajó. Lo bajó a lo más bajo, desatando el miedo agazapado en cada una de sus células y desgarrando su belleza hasta la deformidad.

Fue fácil para aquel despechado dirigir la saeta hacia el abismo que los separaba.
Un arponazo certero y profundo, justo en la frente…

Fue lenta la agonía del demonio sin alma, como era lo esperado.
Fue rápida su desintegración. (No quedaba gran cosa…).



800px-Ballista-quadrirotis


















Cla9
Agosto | 2011

.





















No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...