lunes, 21 de junio de 2010

Novela Colectiva: LA VERDAD DE AMADEO. Capítulo 8 (final) por Cla9

No haré prisioneros, no perdonaré vida alguna.
Nadie va a oponer resistencia.
Tengo mi campana, voy a llevarte al infierno.

En la plaza otra vez? Caminé? Le entró la duda. Se sentía muy liviano. El chute de adrenalina Pensó. Su nivel de excitación estaba siendo muy alto. Y la sensación de sentirse flotando en el aire demasiado intensa.
Sintió que una lucidez enceguecedora le atravesaba el cuerpo como un rayo, y empezó a ver todo lo que hizo sin el filtro de las mentiras. Los acordes que sonaban ensordecían su excitación al punto de no querer recordar más. Ya no era lo mismo el recordar.
Tampoco podía mirar de frente. Las imágenes le venían de costado, y seguían su camino girando lento, sin detenerse. Sin dejar de estar. Y el mareo…
Todavía estoy ebrio? No puede ser.
Esto no lo planeé. No era lo que quería. Pero tuve que elegir… Me asusté. Tanta confusión…. nada de nuevo, más de lo mismo.
Me dejé llevar? La elección fue entre dos maneras de dejarme llevar? Cuánta fragilidad… siento.

En su levedad veía, a través de una niebla, gente como palomas, aleteando y gritando alrededor de tres que yacían en un charco oscuro de sangre.
Soy un trueno retumbante, una lluvia torrencial.
Avanzo como un huracán.

Un hilo de consciencia corría por su aliento. Y las preguntas seguían agolpándose en su paladar.
Qué pasó?
Cómo es que sigo por acá? Lo de juez y verdugo se me fue a la mierda.
Cuánto tarda un placer en transformarse en necesidad? En vicio? Tanto tiempo pasó? Tan poco?

Mi relámpago destella a través del cielo.
Sólo eres joven, pero vas a morir.

Tanto desprecio a mi realidad, a los que me querían, a la vida, y a la vez tanta necesidad de dominar, de poseer, de importar…

Campanas del infierno, están hundiéndote.
Campanas del infierno, te arrastran.

De tanto desearla, la fantasía fue la que se le vino encima.
Y la sangre, que fluía caliente bajo la piel, con la constante pulsión de eyectarse y sucumbir al infinito placer de desgarrar la noche… No hay forma de resistirse.
Ahí fue cuando empezó a sentir las presencias a su alrededor, queriendo ajustar las cuentas. Carla, el pibe chorro, la comadreja…
No...
(Tres fueron los disparos. Todos al mismo cuerpo. O eso creyó…
El primero fue fácil. Al toque que sacó el arma la disparó en las costillas de la poli. Como venía girando, sólo levantó el brazo y gatilló en la cabeza del otro. Eran los pasos necesarios para llegar al tercer tiro, el planeado, que inmediatamente luego de un movimiento leve, como de baile, salió preciso, justo en el costado de su propio cuello. En un solo gesto los tres cuerpos fueron uno. Y el placer se disparó hasta lo máximo hasta tornarse en nada. Vacío total. Y el mareo…)
En el fondo sabía que era su última vez. Su decisión no incluía a esos dos, pero el vicio pudo más.
Lá última mirada que vio morir fue la suya. Y esta vez no hubo orgasmo…
Haré que negras sensaciones te recorran el espinazo.
Si estás del lado del mal, eres amigo mío.
Observa el destello de la luz blanca
mientras desgarro la noche.
Pues si el bien está a la izquierda,
yo me sitúo a la derecha.
(Campanas del Infierno – AC/DC)





FIN

MARMOTA

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