martes, 20 de abril de 2010

SINAPSIS


Inconexas. Sensaciones inconexas que paradójicamente se amontonan en mi frente. Producen un dolor vago, una molestia concreta.
Me refugio en los quehaceres (raramente cotidianos…) esperando la sinapsis pero nada. No hay ligue. Recurro a mis lecturas, a mis listas, al color. Y siguen ahí, reclamando su espacio a gritos ahogados, buscando aire en las lágrimas sin verter.
Saboreo un picor rancio con la mente, y las sensaciones mutan en memorias que aparecen como fotos arrugadas, escondidas, lejanas. Nada tiene sentido. Sigue la desconexión.
Busco en un baño caliente descifrar el ideograma imposible que se está formando. Trato que las burbujas reflejen lo que no puedo ver. Y me canso de trepar entre las risas, rescatando imposibles. Me canso de no escuchar el silencio tan ansiado…
Pido permiso a los dioses para poder entrar y salir. Y me encuentro en el caos, siniestro y gris. El caos es gris. Gris oscuro. Mi color favorito. Impregna y penetra todas las cosas, sin excepción. Una vista afilada lo descubre entre los otros (colores…) por más intensos que sean.
Está ahí. Subyace. Convive. Se impone. Los atrevidos lo emulan, los insolentes lo desafían, los mojigatos lo ignoran. Como sea, me gusta. Es como un fondo chorreante, deslucido, con sectores tanto de movimientos claros como de quietos y oscuros, que aluden a lo más profundo del océano. También hay trazos insolentes… como los típicos en Suibokuga
En algunos pliegues extraños empiezo a descubrir aquellas cosas (las inconexas…).
Aparecen como sombras fugaces que apenas se muestran.
Son situaciones congeladas; gente desaparecida; costumbres heredadas; insomnios eternos; vibraciones conocidísimas, insoportables. Manchas que no se van. Melodías incrustadas. Respuestas repetidas. Bichos inmundos, indescifrables…
Acto seguido, el silencio tan temido aparece, claro, clarísimo; enceguecedor (Ya ningún sedante funciona…); todo es a flor de nervios…
El fotograma que sigue al bombardeo instantáneo y eterno, noto que es (sin duda gracias a esos dioses…) el mecanismo salvador: Invocar y convocar…
Y todo se conecta como por arte de magia...
Cla9
16/4/10




(fragmento de un acrílico sobre tela de 100 x 70)
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martes, 13 de abril de 2010

El móvil de Hansel y Gretel

(Probablemente muchos ya lo leyeron. Me lo mandó por mail una amiga y morí de risa!!!! Es desopilante. Espero que lo disfruten!!!)

por Hernán Casciari
Anoche le contaba a la Nina un cuento infantil muy famoso, el Hansel y Gretel de los hermanos Grimm. En el momento más tenebroso de la aventura los niños descubren que unos pájaros se han comido las estratégicas bolitas de pan, un sistema muy simple que los hermanitos habían ideado para regresar a casa. Hansel y Gretel se descubren solos en el bosque, perdidos, y comienza a anochecer. Mi hija me dice, justo en ese punto de clímax narrativo: “No importa. Que lo llamen al papá por el móvil”.
(SIGUE POR ACÁ)

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domingo, 4 de abril de 2010

MI VERSIÓN DE “la casa tomada” de CORTÁZAR

La locura es personal. No hay manera formal de medirla, porque la mayor parte no se ve. Como los icebergs. Me acuerdo el día exacto que me vino esa idea. Fue el día en que de a poco empezamos a no pensar.
Se puede vivir sin pensar. Las horas pasan quietas, interrumpidas solamente por las rutinas de cada uno, elegidas, que requerían energía mínima.
Las siestas y el aseo nos ocupaba la gran parte del día. El resto era procurar alimento y aparearnos. Todo parecía plácidamente calculado. Y cada vez éramos más. Los más pequeños naturalmente curioseaban los sectores más alejados, saltando verjas y empujando las viejas puertas del fondo. Algunos ya no necesitábamos investigar esa enorme casa. Sabíamos que cada uno ocuparía su lugar, por lo tanto yacíamos en los lugares de siempre.
Nos gustaba porque aparte de espaciosa y antigua, la casa guardaba los recuerdos de nuestros antepasados. Los sentíamos en la tierra y en el aire, los palpábamos en el polvo flotando en el aire, decorando los rayos del sol.
Las largas temporadas de lluvia nos resultaban un poco inquietantes. En esos tiempos nos mudábamos al gran salón de los gobelinos. Era perfecto cuando venía el agua. Esos altos sillones tenían rincones bastante agradables. Y entre todos nos dábamos calor en las temporadas frías. Porque las puertas no se cerraban, era parte del pacto en la comunidad.
Una sola cosa lograba que el pánico se apodere de cada una de nuestras fibras. Y era cuando el viento, con violencia, cerraba algún portón o postigo. Ahí todo cambiaba. Empezaban los inventarios, las listas y los recuentos de los que quedaron del otro lado.
A pesar de saber que sobrevivirían, a algunos nos apenaba hasta la muerte. La tristeza no se iba por un tiempo, hasta que algún chiquito lograba pasar a través de los vidrios rotos y traernos noticias. Entonces ahí volvía la paz. Podíamos volver a dormir por las noches y asolearnos por las mañanas.
El no pensar tiene sus aspectos oscuros, sobre todo sabiéndonos rodeados por torpes e improvisados humanos.
FOTOS ACLARATORIAS FUNDAMENTALES AQUÍ...

Cla9
11/03/2010

MARMOTA

POR ACÁ LA VERSIÓN ORIGINAL DEL CUENTO...
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viernes, 2 de abril de 2010

ENEMIGO ÍNTIMO

fantasma
Fantasmas. Revolotean por los huecos oscuros de mi consciencia con total desparpajo.
Se caracterizan impecablemente, como siempre lo hicieron, y me asustan con su impunidad.
Hablan, posan, discuten, opinan. Me hacen creer que son reales, que son los protagonistas estrella, que tienen la verdad.
Mi parte blanda los escucha. Los mira de reojo. Los pone en un cubo de vidrio blindado como objeto de estudio.
La parte guerrera los expulsa al espacio helado de donde provienen, incrustándolos en la bruma de su momento antiguo.
La mental, insiste en dilucidar cómo han viajado en el tiempo, siempre curiosa de causas y efectos, ignorante de los verdaderos mecanismos.
Esa necesidad de ocupar el tiempo en explicarlo, en entenderlo, delata la incompetencia de la naturaleza humana. Denota la arrogancia de creernos terminados y completos.
Pero volviendo a los fantasmas, a las perfectamente nítidas imágenes que pisan fuerte y me rodean, curiosamente he empezado a apreciarlas.
Curiosamente, el incorpóreo lugar que ocupan está formando parte de la escenografía que estoy armando, con el cuidado que me caracteriza.
Curiosamente, esa orbitante presencia me está agradando, casi como una necesidad complacida…
Dicen que sin alimento los predadores mueren. Por eso, los mantengo a estricta dieta de susto nomás; nada de miedo, su bocadillo favorito.
Los quiero así, delgados como modelos anoréxicas, etéreas, imposibles. Con la soberbia de una obra de arte…
Dicen que al enemigo hay que mantenerlo cerca…
Cla9
1/4/10
(óleo sobre tela de 20 x 25 cm)
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